
Escudriñaba el horizonte enfebrecida,
en busca de la vida robada,
al acecho del cobarde corazón
que ya no le pertenecía,
vigilante de esas manos traidoras
que ya no acariciaban
/y dolían.
Hurgaba entre las uñas del tiempo
siquiera para hallar una partícula de olvido
que la obligara a traspasar la puerta
y liberara del tedio de ser otra,
aquella que no deseaba ser
/y odiaba.
Liliana Varela2008
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